Reporte.- La primera línea de defensa no solo se encuentra conformada por los manifestantes, también por reporteros que capturan los momentos más difíciles atravesados por nuestro país. En sus fotos se ven reflejados los momentos más pacíficos como personas elevando sus pancartas, alzando su voz de protesta, flameando la bandera. Sin embargo, también capturan la crudeza de la movilización: las detenciones arbitrarias, las bombas lacrimógenas o perdigones lanzados por la policía a los cuerpos de los manifestantes o la violencia cuerpo a cuerpo.
Esta última marcha inició el 7 de diciembre tras la vacancia del expresidente Pedro Castillo proveniente del Congreso tras un intento de golpe de Estado propiciada por profesor chotano. Horas después, la vicepresidenta y ahora representante del Poder Ejecutivo, Dina Boluarte juramentó como nueva gobernante. Las movilizaciones no esperaron más e iniciaron en Andahuaylas. Luego se fueron expandiendo rápidamente por diversas regiones del país.
Tanto la prensa como la ciudadanía empezaron a capturar la crisis eclosionada en las calles. Fotógrafos de diversas partes del país mostraron la violencia no visibilizada en la televisión. Sabían que corrían un riesgo, no solo por sus experiencias, también porque la situación, a comparación de crisis anteriores, es más grave. Además, se intensificaron los niveles de violencia desde la policía y de la sociedad civil contra los fotógrafos.
Fernando lleva varios días fotografiando cada movimiento en plaza San Martín. Sus fotos permiten a la población observar cómo se está desarrollando la marcha, quiénes son detenidos y, lo que más indignante, la actuación de la policía. Detrás de esas fotos, existe un profesional que tiene que aguantar no solo los insultos de todos lados, sino también violencia, proviene en mayor medida de policías.
Fernando menciona que “en cada marcha no falta policía que te agreda. En esta última se descontroló la violencia. También está la presencia de los policías ternas que te amenazan, te insultan o intervienen en pleno trabajo intentando quitarte la cámara o tapando el lente. En estos días hubo una detención a un manifestante, que lo único que hacía era levantar la voz. Unos hombres vestidos de civil empezaron a rodear al detenido. No quería que se lo identificaran. Cuando intenté capturar su rostro para que quede como registro estos hombres empezaron a empujarme y quisieron romper la cámara”.
El Grupo Terna es una unidad de inteligencia enfocada en la táctica Operativa Urbana de la Policía Nacional del Perú. Sus acciones las hacen vestidos de civil, sin uniforme y sin identificación. Sirven para atrapar a personas en delito flagrante. Pero en marchas está prohibido. A nivel internacional la Organización de las Naciones Unidas ya se pronunció tras la presencia de este grupo en las protestas contra Manuel Merino.
“Se ha podido constatar casos de detenciones realizadas por policías vestidos de civil sin identificarse como tales. Las autoridades peruanas deben poner fin a este tipo de procedimientos, incompatibles con las normas internacionales de derechos humanos” declaró para Infobae Jan Jarab, representante de ONU Derechos Humanos en América del Sur.
Pero la intensificación de la violencia no solo proviene del Grupo Terna, sino también del cuerpo policial identificable. En diversas fotos se observa a policías disparar directamente a los cuerpos de los manifestantes las bombas lacrimógenas. Esto no podría ser corroborado sin las pruebas fotográficas captadas y subidas durante las jornadas periodísticas por los fotógrafos.
Uno de esos momentos fue cuando Fernando se encontraba regresando a su lugar de descanso cuando observó otra detención. Se acercó a fotografiar cuando un policía lo ataca por detrás. Le tira un escudazo por la espalda y lo hace volar. Estando en el piso lo empezaron a insultar y a exigir que se fuera del lugar. Fernando no podía hacer nada.
Fernando no es el único. Roberto también registraba fotográficamente las protestas iniciadas el 7 de diciembre. La violencia rondaba las calles cercanas a la plaza San Martín. Tres días después empezó a darse cuenta de que estaba corriendo peligro. Todo empezó el sábado 10 de diciembre, durante el discurso de Antauro Humala en un balcón de la Plaza San Martín. Al inició la ciudadanía apoyaba al exlíder etnocacerista; sin embargo, en el momento en el que Antauro Humala expresa abiertamente su apoyo a la presidenta Dina Boluarte, los oyentes en la Plaza San Martín se enardecieron. En ese momento, empiezan a llover botellas, abucheos y pifias. Por lo que Antauro acompañado de la prensa decidió cerrar el balcón. En ese momento Roberto fue atacado por detrás.
Roberto solo atinó a protegerse y desde ahí empezó a estar más alerta. Esa fue la primera de varias situaciones. Durante los momentos en los que se sentaba con colegas en la Plaza San Martín, observaba como hombres con la cabeza rapada los observaban constantemente, los seguían a todos lados. Los paraban vigilando. No solo fue ahí, también aparecieron dos hombres con las mismas características afuera del lugar en el que se estaba hospedando. Supo que eran ternas porque estos hombres estaban en las marchas, grabando todo y siguiendo sus pasos asiduamente.
Siento que hay bastante obstrucción al momento de registrar detenidos. No nos dejan grabar, nos empujan, nos jalan. Además, afirma de la filtración de la presencia del Grupo Terna. Ya nos estamos cuidando por la infiltración de la policía en los chats. Nos dimos cuenta de que era raro que nos estuvieran siguiendo.
Es necesario que los periodistas, fotógrafos y reporteros asistan a las marchas con protección para ir a obtener un registro de los sucesos con un chaleco antibalas, casco, antiparras y máscaras antigás. Porque las protestas siguen en todo el país, por ello, Roberto, Ricardo y Fernando siguen saliendo a capturar estos momentos. A pesar de observar cómo diversos hombres empiezan a seguirlos, de los golpes, de los insultos, de la incertidumbre salen a capturar cara a cara a la violencia policial que aún no se ha detenido en el país. Wayka.