Reporte.- Nuestro país se encuentra encharcado, embarrado en la miasma de una corrupción monumental capitaneada por Dina Boluarte, el congreso, la fiscalia, el poder judicial, entidades públicas y es urgente que el congreso reemplace a una nueva junta directiva y busque una persona idónea con las similares características del ex presidente Valentin Paniagua para un gobierno de transición y llame a elecciones inmediatas.
A pesar que los presidentes que le sucedieron a Paniagua no estaban a la altura. Toledo a un principio mantuvo la inercia de llevar esa política, pero después reciclaron antiguas alimañas y se incubaron nuevos germenes de corrupción, el retorno de Alan Garcia fue con bombos y platillos con el tráfico de influencias, la coima y la mordida al más alto nivel y donde muchos se jactaron de hacer el «gran faenon» esto fue pues una oportunidad perdida para limpiar, purgar por completo el país de la corrupción.
Es obvio realmente el vano esfuerzo impulsado por Paniagua y es un episodio excepcional en nuestra historia y creemos que un político de esa talla no existe en el congreso; ahora hay de todo tipo, malandros a todo nivel en las altas magistratura del estado, jerarcas militares y testaferros, empresarios corruptores en fin parece que todo está podrido.
¿Porqué no quieren adelantar las elecciones? Es estrategia de los fujimoristas de querer hacer una reforma electoral de acuerdo a sus conveniencias e implantar la bicameralidad es decir incrementar a 190 parlamentarios con la cámara de diputados (130) y la cámara de senadores (60) y de acuerdo a ley después de un año recién habría elecciones.
Mientras tanto la población sigue desangrándose, piden que se vayan todos, el ejecutivo y el legislativo ya están cansados de tanta corrupción que está organizada institucionalizada, enquistada y para combatirla se requieren acciones articuladas, que incluyan la prevención, el control, la persecución, la sanción, la transparencia y la cooperación internacional.
Necesitamos un nuevo gobierno que brinde esperanza y confianza a la población, un líder con valores y dirija una fuerte política pública integral contra sistemas y redes con participación ciudadana y con componentes legislativos de modernización del estado, de auditoria y persecución frontal.