Reporte.- El policía antidrogas Hilario Rosales, que descubrió vínculos de Williams Zapata con el cártel de Tijuana y denunció a la jueza Emma Benavides por liberar narcotraficantes, denuncia intimidación del Congreso y seguimiento. La primera vicepresidenta del Congreso, Martha Moyano Delgado, envió un oficio al ministro Willy Huerta para solicitar un informe sobre las visitas al Ministerio del Interior del mayor PNP (r) Hilario Rosales Sánchez, porque, según sostiene en su carta, “estaría planificando desprestigiar tanto a la Fiscalía de la Nación como al Congreso de la República”.
¿Quién es Hilario Rosales y por qué se encuentra en la mira de la Mesa Directiva del Congreso? Se trata de un policía antidrogas en retiro que en 2004 descubrió presuntos vínculos del cártel de Tijuana en Piura con el actual presidente del Parlamento, José Williams Zapata; y que recientemente denunció a la jueza Emma Benavides, hermana de la Fiscal de la Nación, por liberar narcotraficantes.
“El Congreso quiere crear una figura criminal para frenarme, crear un expediente contra mí por supuestamente estar buscando desestabilizar a la Fiscalía y el Parlamento”, sostiene Rosales a Wayka.pe. Y, refiriéndose a la información solicitada por Martha Moyano, agrega: “No he visitado el Ministerio del Interior desde el 2013, cuando estaba en actividad e iba a la Dirección General de Inteligencia (DIGIMIN)”.
Ante Wayka.pe, Hilario Rosales también denuncia que en las últimas dos semanas ha sido objeto de seguimiento y vigilancia. Su historial de policía veterano que realizó trabajos de inteligencia contra organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico, son su respaldo a dicha afirmación. “He encontrado en varias oportunidades a una misma persona con gorro, caminando cerca mío, viendo dónde voy, no mayor de 40 años”, describe.
En su defensa, ante el pedido de información emprendido por el Congreso y la certeza de que lo vigilan de cerca, el jueves 17 de noviembre Rosales presentó un habeas corpus correctivo al Juzgado Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lima, en donde denuncia la vulneración a su derecho a libertad de tránsito y demanda “el cese de las medidas de seguimiento, vigilancia y actos preparatorios” que busquen incriminarlo.
Williams y el cártel de Tijuana
La carta del Congreso y personas no identificadas que estarían haciendo seguimiento contra el policía en retiro Hilario Rosales empezaron luego de que Wayka.pe publicara el pasado 9 de noviembre un reportaje que reveló que el cártel de Tijuana, hace 18 años en Piura, operaba en las narices de José Williams Zapata cuando fue jefe de la Región Militar Norte.
En noviembre de 2004, tras varios meses de investigación y seguimiento, la División Antidrogas de la Policía (DIVANDRO), en donde se encontraba Hilario Rosales, tenía rodeado al cártel de Tijuana en Piura: incautaron cientos de kilos de cocaína camuflados en productos marinos; identificaron a los capos mexicanos en Perú, así como la ruta que usaban para transportar la droga y a un grupo de militares del Ejército sospechosos de haber colaborado con el narcotráfico.
Uno de los militares identificados fue el capitán Jonathan Huacac Torrico, que en 2005 fue capturado en Brasil por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), luego de haber estado 6 meses prófugo de la justicia peruana. Según información de la DIVANDRO, Huacac había sido visto en reiteradas ocasiones reunido con miembros del cártel de Tijuana en el Casino Militar de Piura.
Según Hilario Rosales, que dirigió los operativos de la DIVANDRO contra la mafia mexicana en Piura, Huacac era cercano a José Williams Zapata, quien en ese entonces ocupaba el cargo del jefe de la Región Militar Norte. De acuerdo a Rosales, existirían fotos que registraban su estrecha relación, incluso con miembros del cártel de Tijuana. Sin embargo, el material fotográfico desapareció cuando “de Lima vinieron a quitarnos el caso, desaparecieron las actas y rehicieron la documentación”, dijo Rosales a Wayka.pe.
Posteriormente, a mediados de 2010, WikiLeaks hackeó y divulgó documentos diplomáticos secretos de la embajada de Estados Unidos en Lima, en donde se encontraban las comunicaciones del entonces embajador Michael McKinley. En uno de los mensajes filtrados, McKinley escribió que un informante del Ejército señaló que José Williams Zapata estaría vinculado al capitán Jonathan Huacac.
La denuncia contra Benavides
En 2018, Hilario Rosales también presentó una denuncia contra los miembros del Colegiado “E” de la Sala Penal Nacional, conformada por los jueces Pablo Ilave, María Luisa Apaza y Emma Benavides, hermana de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Según el policía antidrogas, los magistrados liberaron al menos a 13 personas acusadas de narcotráfico a cambio de sobornos.
La denuncia de Rosales, recogida y difundida por IDL – Reporteros, da cuenta del caso de Roberto Carlos Gómez Herrera, alias ‘Huevo’, un presunto hombre de confianza del capo colombiano del cártel del Norte del Valle del Cauca, Luis Hernando Gómez Bustamante, conocido también como ‘Rasguño’. ‘Huevo’, según la acusación, habría pagado 100 mil dólares para que los jueces del Colegiado “E” lo liberen.
Posteriormente, con el historial limpio, ‘Huevo’ viajó a Brasil para hacerse cargo de la exportación de una tonelada de cocaína. No obstante, durante sus gajes, cayó la Policía Federal de Brasil y huyó a España, donde finalmente fue capturado y extraditado.
José Manuel López Quispe, alias ‘Papita’, un conocido acopiador de droga en el VRAEM, fue otro narcotraficante liberado por la sala conformada por la jueza Emma Benavides. ‘Papita’ fue detenido en 2012 con 107 paquetes de cocaína (98.53 kilos) en un inmueble de San Martín de Porres (Lima). Sin embargo, según un colaborador eficaz, ‘Huevo’ habría conseguido su libertad por un “arreglo con los magistrados” que le habría costado cerca de 70 mil dólares. Tras su salida de prisión hasta la actualidad, no hay rastro de su paradero.
Por denunciar estos hechos ante el Poder Judicial y en los medios de comunicación independientes, Hilario Rosales cree que el Congreso busca intimidarlo. “No les tengo miedo, no me voy a callar”, zanja el policía antidrogas. Por Alvaro Meneses